El municipio de Valmojado, ubicado en la provincia de Toledo, es un destino de Castilla-La Mancha que, para el deleite de los visitantes, combina monumentos, interesantes fiestas y naturaleza.
La Iglesia parroquial de Santo Domingo de Guzmán es un templo de estilo gótico-mudéjar que data de finales del S. XV. Se cree que su construcción fue realizada a pedido de don Gonzalo Chacón, en coincidencia con la fundación del primer Concejo de Valmojado. El edificio ha sufrido numerosas transformaciones durante el último siglo, por lo que de la construcción original solo conserva los paramentos inferiores de su torre, así como una pila de agua bendita y parte de los muros traseros.
El pueblo posee varias atalayas defensivas, pues no hay que olvidar que el mismo se halla situado a mitad de un camino entre las fortalezas de Alamín y Olmos. Su construcción dataría de la época islámica y fueron reutilizadas luego del período de la Reconquista cristiana como fortines jurisdiccionales e incluso como palomares.
Las cuevas son otro de los emblemas de Valmojado. Al igual que diversos municipios de Castilla, la villa dispone de un laberinto subterráneo de grutas artificiales. Aunque se desconoce su origen, se sabe que fueron utilizadas desde la época tardo-medieval para el almacenamiento de aceite, vino, etc. También sirvieron de refugio en tiempos de guerra.
De su calendario festivo destaca la celebración de Los Mayordomos o Fiesta del cordero, que tiene lugar en Semana Santa. Consiste en una serie de actos religiosos y lúdicos que culminan el lunes de Pascua, denominado «Día del Cordero».
También, es interesante participar de los festejos realizados el primer fin de semana de septiembre en honor a la Virgen de las Misericordias, en los que se combinan dos antiguas tradiciones: los Toros de Fuego castellanos y las costumbres valencianas de fuegos artificiales. No por nada a Valmojado se lo conoce como «La Valencia de La Sagra» o «La Valencia chica».
Imagen: