En la región de Cataluña, y a escasos 30 kilómetros al sur de la frontera con Francia, nos encontramos con la bella población de Roses, el principal centro turístico del norte de la Costa Brava.
Rosas es un municipio de gran historia, puesto que en sus orígenes, que se remontan al siglo VIII A.C., fue poblado por habitantes de la antigua Grecia. A partir de los años 60 este pueblo de pescadores comenzó a erigirse como polo turístico, transformándose en un destino moderno y popular.
De todas formas, más allá de su carácter turístico, Roses es un destino bastante tranquilo y relajado, pues sigue conservando buena parte de su encanto original, a diferencia de lo que ocurre con algunos de los principales centros turísticos de la costa española.
En Roses, tal como se la designa en catalán, lengua oficial de la región, se puede apreciar su riqueza histórica y cultural, que se manifiesta a través de sus diversos sitios arqueológicos, así como sus monumentos y edificios que todavía hoy conservan el recuerdo de aquellas civilizaciones antiguas que supieron poblar esta zona.
Pero sin lugar a dudas, el mayor atractivo de Rosas son sus fantásticas playas, interminables extensiones de arena fina y dorada que se emplazan en torno a la bahía, que sirven de imán para atraer a miles de visitantes cada año. Incluso, en las proximidades de dichas playas pueden encontrarse una serie de calas rocosas, además de acantilados y bellísimos rincones recónditos a los que sólo puede accederse a pie o en bote.
En fin, Roses se presenta como el destino ideal para cualquier situación, como un viaje en familia, una escapada romántica o turismo cultural.
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