La costa mediterránea es rica en calas vírgenes, playas de arena blanca y rincones costeros donde late la historia. Aunque se respire el mismo aire cada lugar que rocía el Mediterráneo posee denominación de origen y una singularidad digna de conocer. Para descubrirlos lo más rentable es viajar con cruceros y elegir el destino que más nos interese. Y también puede ser un buen regalo de Navidad para aquellos seres queridos que se merezcan un descanso o que nunca hayan visto las bellezas del mar Mediterráneo.
Además, la estancia en un barco de estas características hacen el viaje mucho más confortable que viajar en avión o moverse por la ciudad con otro tipo de transporte. Y no hay que decir que contemplar las noches estrelladas sobre el mar es una de las escenas más bonitas que nos puede obsequiar la naturaleza.
Existen muchos destinos de salida pero los más demandados son los minicruceros desde Barcelona, Valencia, Almería y Málaga. La mayoría de estos cruceros acceden a los puertos de las Islas Baleares y algunos de Italia, Francia, Túnez y Malta. Durante el viaje se harán descansos para poder visitar la ciudad y comprar algún souvenir.
Viajar por el Mediterráneo es uno de los destinos obligados para aventureros y amantes de la historia. En las ciudades colindantes de los puertos era donde se desarrollaba los comercios que hicieron emerger la ciudad y desarrollar la cultura mediterránea que nos caracteriza hoy. Nuestros antepasados recorrían el mar en busca de fortuna, otros querían encontrar nuevos lugares que engrandecieran la belleza del mar que les vio nacer.
Asimismo, el Mediterráneo es uno de los destinos preferidos por los extranjeros que llenan las playas de arena blanca y disfrutan de las calas vírgenes que adornan la costa. Además de saborear deliciosos restaurantes donde se ofrece pescado fresco y marisco de primera calidad.
Regalar un viaje es regalar cultura. Es regalar nuevas vistas y experiencias que componen nuestra vida.