Olivenza es un municipio de la provincia de Badajoz, que durante aproximadamente seis siglos perteneció a Portugal. Razón por la cual sus habitantes hablan en portugués y los nombres de las calles más importantes están en ambos idiomas.
De paseo por el casco urbano de Olivenza, el visitante seguramente quedará estupefacto con las fachadas encaladas de sus casas y el señorío propio de sus patios interiores.
Ciudadela medieval y Alcázar
En el casco antiguo del municipio se hallan la ciudadela de origen medieval y el Alcázar, un cuadrilátero de cuatro puertas con muros de 12 metros de altura. El conjunto estaba conformado por 14 torres defensivas, siendo la más alta de 37 metros, y cada puerta se hallaba fortificada con sólidos torreones.
La Plaza de la Constitución sobresale por la puerta de estilo manuelino, que contiene diferentes elementos en alusión a la tradición marinera portuguesa. Otros de sus atractivos son la torre de reloj, construida en el siglo XV, y una reproducción de una picota de ejecución.
La Iglesia de la Magdalena, que empezó a construirse a inicios del XVI, es un templo de estilo manuelino de gran monumentalidad. Gárgolas, falsas almenas y una puerta principal renacentista, configuran parte de su encanto exterior. El interior de la iglesia está dividido en tres naves y se halla decorada con los clásicos azulejos portugueses de color azul.
Por su parte, la Iglesia de Santa María del Castillo posee en su interior la capilla del Evangelio, el retablo de mayor atractivo y mejor conservado de Olivenza. En uno de sus laterales, el retablo posee tallado en madera un árbol de la vida que alcanza los 15 metros de altura.
Otras de sus joyas arquitectónicas son los cuarteles, todos ellos de estilo neoclásico, entre los cuales destacan el Cuartel de la Independencia o Asiento, el Cuartel del Poxo y el Cuartel de San Carlos.
Puente de Ajuda
Sobre las aguas del rio Guadiana se alza el Puente de Ajuda, que en el pasado contaba con 19 arcos, una torre principal de tres pisos y medía unos 380 metros de longitud. Fue prácticamente destruido en el siglo XVII, y hoy sólo se mantienen en pie una docena de arcos. Del lado de la orilla española su estructura fue restaurada, pero si se cruza a la parte portuguesa el visitante sólo podrá apreciar sus ruinas.
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