Mojácar: pueblo blanco de gran encanto

Mojácar es un pueblo de la costa almeriense que ha sabido sacar provecho del atractivo turístico que le confieren sus casas encaladas, transformándolo en un destino vacacional exclusivo. De hecho, fue en la década del 60 cuando todo comenzó a raíz de que el alcalde local decidiera regalar parcelas a personajes famosos para que pasaran sus vacaciones de verano allí. Y fue entonces que, a raíz de ello, el pueblo se transformó en punto de encuentro para escritores, intelectuales y artistas, configurando el municipio actual.
En la zona del casco urbano, de calles estrechas y empinadas, es posible visitar numerosos rincones de gran encanto, como el Mirador de la Plaza Nueva, desde donde pueden contemplarse estupendas panorámicas del  Valle de las Pirámides, así como de las sierras de Cabrera, Bédar y Almagreda, e incluso del Mediterráneo.
Entre sus principales monumentos se encuentra el Castillo de Mojácar, una fortaleza del siglo XIII que se alza sobre una elevación del terreno junto al núcleo poblacional.
Además, al pasear por el centro pueden visitarse la Casa del Torreón, la Plaza de las Flores y el Arco de Luciana. Mientras que fuera del recinto amurallado, los visitantes no pueden dejar de recorrer El Arrabal, antiguo barrio judío.
Al mismo tiempo, Mojácar posee aproximadamente 17 kilómetros de playas que todavía hoy se mantienen en estado casi virgen. Entre las playas más destacadas, es posible mencionar la playa de la Cueva del Lobo, la de Macenas o la playa de la venta del Cantal. En cuanto a las calas, vale la pena disfrutar de la cala del Lance, la del Peñón o la cala de Granatilla, todas ellas situadas en espacios protegidos.
En las calas del Peñón o Pirulico se alza la Torre del Pirulico, una antigua torre vigía que se halla en las estribaciones de un acantilado, desde la cual es posible obtener maravillosas vistas de Mojácar.

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