Las Batuecas: Naturaleza y arte

Las Batuecas es un valle escondido y de excepcional belleza que se encuentra enclavado en la comarca de la Sierra de Francia, en la provincia de Salamanca. El valle, que recibe su nombre del río que lo atraviesa, alberga un magnífico bosque mediterráneo y está rodeado por escarpadas montañas.

En este estupendo paraje, con el cual no hay dudas que el visitante quedará embelesado, pueden contemplarse interesantes pinturas rupestres del Neolítico, presentes en las cuevas y abrigos del valle.

En la zona central de este parque natural se halla el convento carmelita de San José, desde el cual parte un camino que conduce hacia la cascada del Chorro. El monasterio, de estructura sencilla y decoración austera, fue construido a finales del siglo XV y actualmente se halla en ruinas. Su construcción coincidió con la de otras ermitas, situadas tanto dentro como fuera del recinto conventual. Dicho recinto está conformado por dos cercas, en cuyo interior se sitúan el convento y sus dependencias. El edificio principal es la iglesia, fechada en el año 1602, que está circunscripta por una calle y extensos jardines que hacen las veces de claustro. Además, el conjunto incluye el cementerio de los religiosos, algunas capillas, la sacristía, las celdas de oratorio de los monjes y la biblioteca, entre otras dependencias. El lugar fue habitado por los monjes hasta 1836, año en el que abandonaron Las Batuecas, y es desde 1950 residencia de los Carmelitas Descalzos.

Como se trata de una zona de transición entre el cálido territorio extremeño y la fría meseta castellana, y por las considerables diferencias altitudinales que presenta, este espacio protegido constituye un enclave de gran riqueza botánica, representada por ejemplares de tajos, lentiscos, encinas y madroños. A la vez, contiene amplias zonas de cultivos de cerezos, olivares y viñedos.

En cuanto a la fauna, se observan buitres, águilas reales, alimoches y cigüeñas negras,  entre otras especies de aves. De los mamíferos sobresalen el lince ibérico, el jabalí, el ciervo y la cabra montés.

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