Escápate a Lanzarote

Pensar en unas vacaciones a gusto de todos es complicado, sin embargo, existen destinos que reúnen todas las características para poder hacer de tus días de escape, toda una oportunidad para disfrutar y descubrir cosas nuevas. Y precisamente uno de esos destinos es Lanzarote.

Perteneciente a la provincia de Las Palmas, esta isla ofrece al visitante una gastronomía rica y variada, playas casi vírgenes y salvajes ideales para practicar snorkel y paisaje volcánico en el que aprender de los orígenes de la tierra. ¿Qué más se puede pedir a un solo lugar?

Playas de postal y de disfrute

Lanzarote cuenta con playas que, si bien no se parecen a las extensiones que se observan en guías de viaje de su vecina Fuerteventura, poco tienen que envidiarla en cuanto a belleza natural. Y es que, de norte a sur, la isla entera tiene multitud de playas y calas que harán las delicias de los amantes del mar.

Playa de Lanzarote
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Desde tomar el sol, hacer surf o snorkel, aquellos que quieran aprovechar el sol de la playa, pueden escoger entre varias opciones. Famara y Papagayo son dos de las más recomendadas en las agencias. Mucho menos masificada que la de Puerto del Carmen o la de su capital, Arrecife.

Además, son aptas para el baño en cualquier época del año, y es que, según su portal turístico oficial, el agua se encuentra a una temperatura media de casi 20 grados. Eso sí, aquellos que no aguanten fuertes rachas de viento, no se trata de la mejor isla para hacer su apuesta de vacaciones.

Tesoros locales

César Manrique es un artista local que tiene una importante presencia en todo Lanzarote. Es por eso que existen numerosas zonas en las que apreciar parte de la riqueza cultural y artística que ofrece esta isla.

Desde su casa a su jardín de cactus, se trata de un recorrido por un estilo único e inimitable, plagado de simbolismos y de alusiones a lo que es su tierra natal. Una tierra volcánica y con colores vivos, como reflejan todas sus construcciones arquitectónicas.

Además, no olvidemos que tenemos el fabuloso parque de Timanfaya para comprobar de primera mano cómo una erupción devasta grandes zonas urbanas y cómo, con el tiempo necesario, la vida vuelve a abrirse camino desde pequeños protozoos y bacterias que, actualmente siguen en estudio por parte de biólogos y geólogos de todo el mundo.