La provincia de Cáceres encierra lugares de profundo interés, como es el caso de Valencia de Alcántara, un pueblo que se halla en los límites con Portugal y que abarca la llanura extremeña.
La villa es popularmente conocida por sus dólmenes, ya que dispone de numerosos restos arqueológicos, una de las mayores concentraciones megalíticas que pueden hallarse en España, muchos de los cuales se encuentran en excelente estado de conservación.
La Campiña, con una amplia variedad de caseríos y pedanías como, por ejemplo, Las Lanchuelas, El Pino, Las Casiñas, La Fontañera, Jola, San Pedro de los Majarretes, y las Huertas de Cansa, entre otros, supo contar con alrededor de 55 dólmenes, muchos de los cuales han desaparecido a causa del abandono.
Su paisaje se caracteriza por el bosque de encinas y alcornoques. Piedras rojizas y algunas mínimas elevaciones, completan el escenario.
El Barrio Gótico es, quizás, una de sus más importantes atracciones, no sólo por su encanto sino por albergar portadas de diferentes estilos arquitectónicos. En su trazado, aún conserva las escuelas sefardíes y una popular sinagoga. Dada su trascendencia, el barrio fue declarado Conjunto Histórico.
Otros monumentos destacados son la Iglesia de Nuestra Señora de Rocamador, que posee tres naves con bóveda de crucería, la Iglesia Parroquial de la Encarnación, de estilo renacentista, los restos de las murallas, construidas antiguamente por los caballeros de la orden de Alcántara, y el tradicional castillo, que actualmente funciona como cuartel de la Guardia Civil.
De los espacios naturales sobresale la Sierra de San Pedro, una Zona de Especial Conservación, que se sitúa entre las provincias de Cáceres y Badajoz, que posee un importante valor paisajístico. En esta área, es posible apreciar una abundante vegetación además de una rica fauna, compuesta en especial por aves lo que ha hecho de que dicho lugar haya sido declarado Zona de Especial Protección para las Aves.