Cardona es un antiguo pueblo de la provincia de Barcelona, cuya población apenas supera los cinco mil habitantes, que se caracteriza por su singular montaña de sal.
La Montaña de la Sal se formó hace alrededor de 40 millones de años atrás, tras quedar atrapada una área de mar salado debido al nacimiento de los Pirineos. La evaporación cesó, lo que produjo la saturación de sustancias disueltas en el agua. Las variaciones del nivel del mar hicieron que entraran grandes cantidades de agua marina que fueron modificando la disolución. Las capas salinas resultaron así enterradas, pero se pueden visualizar por el fenómeno «diapu». En el interior de la montaña se pueden apreciar las estalactitas y estalagmitas, lo cual llama la atención de los turistas que la visitan.
En este mismo orden, se recomienda acercarse hasta el museo de la sal, en donde se exponen diferentes objetos artísticos realizados en sal, entre otros materiales. Aquí, conocerá la historia de la montaña de la sal, un importante yacimiento que es explotado desde la época de los romanos.
Murs i Portal de Graells, constituye la única puerta de entrada a la villa que aún se mantiene en pie, junto a los restos de las antiguas murallas.
El Castillo de Cardona, del siglo IX, estaba dividido en la Edad Media en el castillo, de un lado, y la colegiata de San Vicente, por el otro. Aunque luego fue remodelado en varias ocasiones. Actualmente, el castillo es utilizado como Parador de Turismo.
La Colegiata de San Vicente, es una clara muestra del primer arte románico en Cataluña. Se trata de una iglesia de tres naves, construida en el año 1040, que dispone de tres ábsides en la cabecera y un gran crucero con cimborrio central.
La Torre de Meer, también conocida como la torre de los moros, es una construcción del año 1838 que fue edificada a pedido del Barón Ramón de Meer para ser utilizada como defensa durante la Primera Guerra Carlina. En la actualidad, solo se conserva la mitad de la torre.