Argoños, situado en la vieja Merindad de Trasmiera, es uno de los municipios más pequeños de Cantabria, pues en sus apenas 5,5 kilómetros cuadrados de superficie posee un solo pueblo. En su entorno natural, marcado por suaves relieves y extensas praderías, destacan la Ría de Argoños y el monte Mijedo.
En los últimos tiempos, en el municipio se está dando un fenómeno turístico y urbanístico, por lo que poco puede verse de la arquitectura popular cántabra.
Entre sus principales atractivos podemos mencionar las playas de Noja y Berria, el encinar maravilloso del monte Buciero, con sus impactantes acantilados y faros; y la iglesia de Santa María de Puerto, de estilo gótico. Todos ellos situados fuera del término municipal.
La ría, que forma parte de la Reserva Natural de las Marismas de Santoña y Noja, constituye, por cierto, la zona de mayor encanto de la población. Para poder conocerla y recorrerla es recomendable allegarse hasta el barrio de Ancillo, que desde siempre estuvo muy vinculado a la pesca. Allí, se encuentra el Molino de Jado, a punto de ser rehabilitado por el Ayuntamiento. Un poco más alejado se halla otro molino de marea, aunque se encuetra muy deteriorado.
También, se puede optar por dar un paseo por la orilla de la ría, tomando la carretera que surge del barrio de Santiuste y se extiende por toda la zona del Gromo, hasta llegar hasta la «carretera de los puentes». Aparte de apreciar las marismas, se puede contemplar el eucalipto del Gromo.
Por su parte, el monte Mijedo, que separa a Argoños de Noja, posee su ladera repleta en su mayoría de eucaliptos. La playa de Helgueras se localiza prácticamente a sus pies.
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