De viaje por Orense, visitamos la capital de la comarca del Ribeiro: Ribadavia, cuyo laberinto urbano, conformado por plazuelas y calles, permite remontarnos al siglo XI, tiempo en que era disfrutado por el pueblo judío que ocupó la comarca por las posibilidades de prosperar que le brindaba este entorno.
A pesar de su vasta historia, permanecen intactos todavía los pilares de esta ciudad, lo cual da cuenta de una inmovilidad que se presenta como su principal tesoro, tal como puede apreciarse al dar un paseo por su Plaza Mayor y la muralla que la configura. Es por esa zona donde discurren las cuatro calles principales, que se unen una y otra vez a través de angostos y sombríos callejones, dando lugar a un complejo entramado urbano que se prolonga hasta la orilla del Avia, en donde es posible contemplar una serie de galerías, soportales y balconadas. Asimismo, aún se mantienen en pie algunos vestigios de la muralla, que perteneció a los condes de Rivadavia, además de la capilla de Nuestra Señora do Portal, de estilo neoclásico. Contiguo a ella se halla el convento de Santo Domingo, con su iglesia gótica.
Su Plaza Mayor es considerada una de las juderías que mejor se conservan en España. Precisamente en este lugar, al lado de la Casa Consistorial, se levanta una torre construida en el siglo XVI.
Recorriendo el viejo casco, de calles adoquinadas, pueden contemplarse la Casa Condal, así como la Plaza de Buxán y los jardines de Robla. Prosiguiendo con el paseo, próximo a la aljama, se sitúa el templo románico de Santiago.
También, podemos visitar el museo etnográfico que funciona en la Casa de Baamonde, en cuyos alrededores se localiza la plaza de los soportales de García Boente.
Para finalizar el itinerario, es recomendable conocer la iglesia de San Juan, al igual que el convento de San Antón, éste último ubicado a la otra orilla del río, contiguo al puente medieval.
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