Nueva Carteya, al sureste de la provincia de Córdoba, puede definirse como un pueblo joven, de historia reciente, rodeado por siete colinas.
La forma triangular de su núcleo urbano y su trazado tornan más fácil realizar un recorrido por sus calles empinadas y sus floridas terrazas, observando a nuestro paso el atractivo aspecto de las casas solariegas, verdaderas joyas arquitectónicas.
En los alrededores es posible apreciar el paisaje que ofrecen los olivos que, conjuntamente con ermitas, fortificaciones y arroyos, le dan un toque más que especial a un entorno que invita al paseo.
En la entrada de la villa se halla el paseo dedicado a Diego Carro, el punto de encuentro por excelencia de los carteyanos. Es un sitio lleno de encanto, con numerosas palmeras, una enorme fuente en el centro y un busto en piedra en homenaje al fundador del pueblo. A ello, se le suman numerosas cafeterías y terrazas que invitan al ocio. Junto al paseo se disponen algunas de las fachadas más antiguas de la villa, así como una de las calles más bellas, la Calle Nueva.
En tanto que en la meseta del cerro se sitúa la Plaza del Marqués de Estella, a la que se asoma un mercado de estilo neomudéjar. Esta plaza sirve de escenario para diversas fiestas, teatros y verbenas a lo largo de todo el año. En la parte más alta de la población se halla la Iglesia de San Pedro Apóstol, siendo la construcción más emblemática del lugar. De estilo neoclásico, fue levantada al crearse la villa. Posee una nave de tres tramos junto con capillas laterales que se disponen abiertas entre sí.
En las afueras del casco urbano, se sitúa otra construcción religiosa de realce: la Ermita de San Pedro. En su momento, fue el único punto de encuentro que poseían los habitantes que vivían en los montes de los alrededores.