Castilla y León, esconde un mundo subterráneo en el cual vale la pena sumergirse. Una de sus formaciones rocosas más populares es la Cueva de Fuentemolinos, que se caracteriza por encontrarse excavada en una zona de pudingas o conglomerados (gravas de canto rodado cementadas) que presenta motivos en roca caliza del Oligoceno, de 35 millones de años de antigüedad, y este es el motivo por el cual es considerada una auténtica rareza geológica.
Esta cueva, que se prolonga por más de cuatro kilómetros, se halla ubicada en el pueblo Puras de Villafranca, justo en la zona donde convergen la Sierra de la Demanda y los Montes de Oca.
Fuentemolinos consta de tres niveles superpuestos. El piso inferior es un cañón que es recorrido por un río subterráneo que emerge al exterior, el cual sobrepasa los 25 metros de altura en algunos puntos de su trazado. En tanto que los dos niveles superiores, que están en estado fósil y se disponen en paralelo a las aguas del río, son donde se encuentran los elementos y formaciones de mayor belleza de la cueva, razón por la cual suelen ser a menudo visitados por espeleólogos e investigadores.
Vale destacar que este tipo de conglomerados calcáreos, en general, no favorecen la formación de cavidades subterráneas, y menos aún de una longitud tan significativa como la de Fuentemolinos. Esta salvedad, sumada al gran atractivo de formaciones, estalactitas, tours y estalagmitas que presenta en su interior la cueva, explica porqué Fuentemolinos es una de las cavidades subterráneas más importantes de todo el mundo.
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Impresionante lugar, aunque se mira un poco peligroso, pero no hay nada que lo detenga a uno si tiene un espiritu aventurero.