La multiculturalidad que se palpita en Turquía, producto de su espacio geográfico y antecedentes históricos, es probablemente uno de los mayores atractivos de este destino. En 2019 recibió más de 50 millones de visitantes y ocupa los primeros lugares en destinos turísticos, con más de 15 lugares declarados como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, este país nos invita a explorar en años y años de historia a través de sus castillos, ruinas y palacios. En esta publicación te contamos algunas de las localidades que no te puedes perder en tu próxima visita a esta tierra albergada por el Mar Negro y el Mediterráneo. Desde ya te anticipamos que tu recorrido estará cargado de grandes experiencias gastronómicas, religiosas y culturales, déjate llevar por su encanto.
Estambul, la capital de los imperios romano, bizantino y otomano, la ciudad entre Asia y Europa en la que puedes perderte en algún mercado en búsqueda de especias, artesanía, alfombras o antigüedades. Puntualmente, hay dos mercadillos que ningún visitante debería perderse; el Gran Bazar (Kapalıçarşı), se presenta como uno de los más grandes del mundo con más de 3.500 puestos; y el Bazar de las Especias (Misir Carsisi), con una increíble variedad de olores y sabores, además de frutos secos y delicias turcas. Dejando atrás los mercados pasamos a otro aspecto relevante de la ciudad, las mezquitas. Turquía se presenta como una ciudad donde conviven el islam y el cristianismo, con más de 3.000 mezquitas, Estambul es la ciudad con más templos islámicos en el país, algunas se remontan al periodo otomano. Recuerda que antes de entrar a cualquiera de estos templos es necesario descalzarse y cuidando los detalles en la vestimenta.
La Mezquita Azul, originalmente Mezquita del Sultán Ahmed, es la más importante de la ciudad construida entre 1609 y 1616, inaugurada un año después. Su estructura cuenta con 6 minaretes y una cúpula central de 23 metros de diámetro, aunque lo realmente simbólico de este templo es su interior con más de 20.000 azulejos de color azul adornando la cúpula y la parte superior de la mezquita. A poco más de 400 metros encontramos otro de los grandes emblemas de la ciudad, la mezquita Santa Sofía, o Ayasofya, este templo inicialmente fue bizantino, aunque en los años 1200 fue la iglesia del Papa, luego en 1453 fue tomada por el Imperio Otomano y convertida al islamismo, y en la actualidad es un museo. Ubicada en el punto más alto de Estambul, Santa Sofía guarda en su interior enormes medallones decorativos, mosaicos bizantinos y una vista de la Mezquita Azul realmente impresionante.
Y hablando de vistas, si buscas una de las mejores de Estambul seguramente está en la Torre Gálata. Construida en el Siglo VI, es una de las torres más antiguas del mundo. Antiguamente cumplía la función de torre de vigilancia, aunque no es muy alta, solo tiene 61 metros de altura y 9 pisos. Si subes al funicular de Tünel desde el Puente de Gálata podrás disfrutar de una panorámica de la ciudad. Continuando con nuestro recorrido por la capital, no podemos dejar atrás la Cisterna Basílica, también conocido como Palacio Sumergido. Esta estructura es uno de los aproximadamente 60 depósitos de reserva de agua construidos durante el siglo VI. Constantinopla, como anteriormente se le conocía a Estambul, estaba en constante peligro y se temía que un cierre de acueductos dejase a la ciudad sin agua, por eso se ordenó la construcción de cisternas a lo largo del territorio. Con más de 300 columnas, dos de ella tienen una peculiaridad: la cabeza de Medusa como base. Se calcula que el espacio pueda almacenar aproximadamente 100.000 m³ de agua. Estambul cuenta con múltiples palacios; el Palacio Topkapi y el Palacio de Dolmabahçe son algunos de los más simbólicos de la ciudad. Por último, aunque hay mucho más por recorrer en la antigua Constantinopla, no podemos dejar de mencionar los maravillosos baños turcos disponibles en Estambul como el Hamam de Cemberlitas o Hamam de Süleymaniye. Si tienes un tiempo extra en la ciudad, no dejes de visitarlos.
Pensar en Turquía y no imaginarse esos globos aerostáticos gigantes flotando sobre torres rocosas, es prácticamente imposible. La Capadocia, una ciudad de encanto esculpida por la erosión de acciones climáticas, la reducción de las depreciaciones que originalmente formaban parte de esta localidad se han visto afectadas por aspectos naturales como la erupción de volcanes que rodean la región. Definitivamente, la naturaleza juega un factor muy importante para esta ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en 1985. Además de sus paseos en globo, Capadocia es reconocida por sus excursiones por los valles, especialidades gastronómicas y buen vino, recomendamos viajar en los meses de mayo, septiembre u octubre para poder sacar provecho de sus paisajes.
Las aguas de las piscinas naturales de Pamukkale, al centro del país, nos han dejado sin palabras, la ciudad es otra de las localidades declaradas Patrimonio de la Humanidad en Turquía. La blanca tonalidad en forma de nubes parecen de cuento, son conocidos como los “castillos de algodón” y tienen más de 15 fuentes de aguas termales con temperaturas entre los 35 a 100ºC con un alto contenido de calcio. Estando en Pamukkale también recomendamos que visiten Hierápolis, una antigua ciudad con una de las tumbas más grandes de Asia Menor con un Teatro Romano que podía albergar hasta 20.000 espectadores y aún conserva gran parte de su graderío.
Otras excursiones que puedes realizar en Turquía es la visita a Éfeso, una ciudad fundada por los griegos que tuvo un gran éxito en la época de la ocupación romana y dedicada al comercio, es conocida por sus ruinas, historia, cultura y arquitectura. Si te queda un tiempo extra también te recomendamos pasarte por la ciudad de Pérgamo, inscrita como Patrimonio de la Humanidad en 2014, un asentamiento reconstruido con importantes ruinas arqueológicas de la época helenística. También puedes incluir el Monte Nemrut, las Tumbas Licias de Myrua y Antalya, en tu recorrido por el país. Esperamos que disfrutes mucho de este destino.
