El Geoparque Villuercas Ibores Jara es un excelente lugar para los amantes del turismo de naturaleza. Este macizo montañoso está ubicado en el paraje Las Villuercas, al sureste de la provincia de Cáceres, sitio en el que ocupa dos extensos valles que son surcados por las aguas de los ríos Ibor y Guadalupe. Dichas corrientes de agua han causado tal erosión a lo largo de los años que fueron dejando al descubierto el antiguo núcleo de un enorme anticlinal, lo que ha producido la inversión del relieve.
Accediendo por el norte del Anticlinal del Ibor-Guadalupe, es posible apreciar estupendas panorámicas del valle del río Ibor. En el camino vale la pena hacer una parada en las Cuevas de Castañar de Ibor, culmen del relieve kárstico característico de la zona.
Las estructuras geológicas de las Sierras de las Villuercas conforman un relieve compuesto por diversos sinclinales y anticlinales, como es el caso del Anticlinal del Ibor-Guadalupe. Al mismo tiempo, la región en su totalidad destaca por una amplia fracturación, que hace que la megaestructura se vea cortada en diferentes puntos.
El Mirador de la Báscula es el sitio que los visitantes suelen escoger como observatorio, pues desde allí resulta más sencillo comprender que las rocas que conforman las crestas de las sierras pertenecen a una misma formación geológica que en el pasado tuvo forma abovedada y que hoy se ha convertido en un valle de relieve invertido.
El “Risco de La Villuerca”, que alcanza los 1601 metros de altitud, es la mayor elevación del conjunto orográfico. Desde su cima pueden contemplarse magníficas panorámicas de las cadenas montañosas, así como de las rañas, valles y Guadalupe.
Vale destacar que en Villuercas-Ibores-Jara se han contabilizado poco más de cuarenta Geositios de gran valor paleontológico, debido a sus fallas, pliegues, formas sedimentarias y erosivas. En ellos, hay paisajes de incalculable belleza, los cuales se caracterizan por sus ecosistemas únicos.
El patrimonio natural del Geoparque Villuercas Ibores Jara está representado, sobre todo, por las siete Zonas de Especial Protección de Aves, que despiertan los sentidos de los visitantes.