Valle de Boí, rodeado por altos picos, es considerado como la cuna del arte románico de Cataluña, pues aquí hay un gran número de ermitas que sobresalen por su encanto y la belleza excepcional del entorno.
Podemos comenzar por recorrer El Pont de Suert, pueblo situado a la derecha del Noguera Ribagorçana. El casco urbano se concentra alrededor de dos pequeñas plazas aledañas, la del Mercadal y la Plaça Major, donde es posible apreciar diversas casas barrocas. La iglesia de Santa María de origen medieval actualmente es la Casa de la Cultura.
Seguir el curso del Noguera de Tor, nos llevará a conocer las aguas del Tuc de Colomers o del Montardo, circos glaciares típicos de la alta montaña. De hecho, el nombre del valle deviene de una enorme lengua glaciar, datada en el cuaternario.
Luego visitatmos Cóll, un pequeño pueblo que cuenta con una atractiva iglesia románica, desde cuyo mirador es posible observar magníficas vistas del resto de los pueblos que componen el valle.
Continuamos camino ascendiendo hasta Cardet, que se caracteriza por sus casas que permanecen colgadas sobre el valle. También, se destaca su iglesia de Santa María del Cardet, construcción de una sola nave de planta rectangular y un interior decorado diel al estilo barroco. Si así lo deseamos podemos proseguir camino a Barruera, pueblo que es considerado como el centro administrativo del valle. El principal monumento de este lugar es la iglesia de Sant Feliu.
Desde aquí, podemos tomar un desvío que lleva hasta Durro, pueblo de angostas calles y modestas viviendas que dan cuenta de la arquitectura rural de la zona. En el centro se erige la iglesia de Santa María de la Natividad, templo del siglo XII que sobresale más que nada por la decoración interior.
Tras ello, podemos ir hasta la ermita de Sant Quirz o bien retornar hasta Barruera para retomar la ruta rumbo al interior del valle.
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