En el centro de Cantabria, en la cuenca del Besaya, se halla el Valle de Cieza, un valle que permanece casi escondido pues está completamente rodeado por montes, lo cual favoreció sin dudas su conservación. Cieza constituye un verdadero reducto natural en el que prima la tranquilidad, con su cabecera del valle llena de extensas masas boscosas de robles y hayas.
El municipio en su totalidad integra la Reserva Nacional de Saja, la mayor de España, que se prolonga desde el Besaya hasta los Picos de Europa.
Si bien el municipio es relativamente extenso, el Valle de Cieza no está muy poblado sino que solamente contiene tres pueblos: Villasuso, Villayuso y Collado. El resto del término municipal se encuentra cubierto por montes en los cuales tan sólo es posible encontrar algunas cabañas.
Su paisaje está protagonizado por culminaciones montañosas de mediana altitud y encantadoras brañas en las alturas, donde aún hoy siguen pastando las vacas tudancas; especie autóctona. Los bosques que se localizan en la cabecera del valle se hallan prácticamente unidos con los de Ucieda, dando lugar a extensas masas forestales en la región. Estos enclaves están habitados por una rica fauna, como venados y jabalíes, entre otros mamíferos.
En el Valle de Cieza existen diferentes posibilidades para la práctica del senderismo, entre las que se incluyen un par de rutas señalizadas que conforman la red de senderos de la cuenca del Besaya. Una de las más recomendables es la «Ruta de Brañazarza«, que comienza y termina en el pueblo de Villasuso, recorriendo la cabecera del valle en su totalidad a través de un circuito por el bosque, desde donde se obtienen estupendas vistas. El trayecto completo es de 17,5 kilómetros, por lo que puede ser completado en 5 horas y media.
Otro de los recorridos señalizados en Cieza es el de «Calzada de los Blendios» que cruza de sur a norte la cuenca del Besaya.
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