La ciudad de Toledo pertenece a la Comunidad de Castilla-La Mancha y es la capital de la provincia que lleva su mismo nombre. La ciudad domina un recodo del río Tajo, ciñéndose a los montes que abundan en el cauce.
Toledo puede considerarse en sí misma un monumento, debido a que cuenta con ejemplos arquitectónicos de casi todas las épocas. Tal es el caso de su catedral, templo que fue construido en el siglo VI sobre una mezquita musulmana. El retablo de la Capilla Mayor, que consta de cinco cuerpos, presenta escenas del Nuevo Testamento con esculturas policromadas de tamaño natural y está fabricado en madera dorada al fuego. Además, posee un coro de características impresionantes que es considerado como el más grandioso de la cristiandad.
Asimismo, Toledo conserva grandes joyas artísticas, desde obras del Greco hasta las más atractivas piezas de orfebrería.
En la ciudad se pueden apreciar monumentos romanos datados del siglo II, como es el caso del circo, el acueducto, el puente de Alcántara y el de San Martín. La muralla visigótica es otro de los atractivos del lugar, destacándose del conjunto la puerta de Alcántara, la puerta del Sol y la de Cambrón.
La iglesia del Cristo de la Luz, construida durante la época musulmana. es una de las obras más visitada, junto con la Iglesia de Santa Eulalia, la de San Sebastián, la basílica de Santa Leocadia y Santo Tomé, esta última alberga la pintura del Greco ‘El Entierro del Conde de Orgaz.
También, destacan los palacios del siglo XV, como el de Fuensalida y el del rey Don Pedro. Mientras que de los edificios civiles son de especial interés el hospital de Santa Cruz del siglo XVI, y el Ayuntamiento, del siglo XVII.
En fin, los espacios recomendados de Toledo son tantos, que vale la pena venir con tiempo a estas tierras para disfrutar de lleno cada uno de ellos.