Menorca, perteneciente a las Islas Baleares, es el destino indicado para su descanso ya que posee más de 200 kilómetros de costas, con numerosas playas y calas muy tranquilas.
Puede comenzar a recorrer la isla por su capital, Mahón, donde se ubica el pequeño pueblo portuario de Villacarlos, lugar en el que descolla la arquitectura británica. En las proximidades, disfrutará de la Cala Llonga y Cala de Sant Esteve, ambas muy acogedoras.
En la zona norte de Mahón, se recomienda allegarse hasta el Parque Natural des’ Albufera des Grau, en el cual está emplazado un importante humedal que alberga una rica flora y fauna.
Si se dirige al sur, conocerá Sant Lluis, un poblado minúsculo de origen rural. Muy cerca de allí, gozará del placer que le deparan las hermosas playas de Cala Alcaufar, Cala d’es Rafalet, y Punta Prima.
Para vislumbrar el espacio virgen de Menorca, un verdadero paraíso terrenal, debe trasladarse hacia Torret o San Clemente.
Luego puede encaminarse a Alaior, una apacible ciudad industrial que sobresale por su atractivo casco antiguo. En los alrededores, encontrará sitios interesantes, plagados de historia, como la Taula de Torralba y el Talayot, así como la Basílica paleocristiana de Son Bou.
En Mercadal, podrá maravillarse con la enorme cantidad de restos prehistóricos que preserva, desde cuevas, monumentos y fortalezas hasta necrópolis. Sus playas desbordan de belleza, tal es el caso de los arenales de Triant, Pregonda, Son Saura, Na Macaret y Puerto de Adaya.
Otras playas, ideales para descansar, son las de Arenal d’en Castell. Además, en esta zona de la costa se topará con la Cueva Na Pulida, una impactante gruta minada de estalactitas y estalagmitas.
Al mismo tiempo, los arenales de Santo Tomás y de Santa Galdana conforman un paisaje inolvidable a donde, sin dudas, querrá regresar.
Menorca presenta un ambiente casi virgen, compuesto por pequeños poblados y magníficas costas, que invita a sus visitantes a gozar de la tranquilidad que impera en la isla.
Fuente:
