El exotismo de Melilla

En la costa norteafricana, más precisamente en la región de Kelaya, se levanta la ciudad de Melilla, conocida por contar con un clima privilegiado, además de atractivas aguas cristalinas,  que transforman a este enclave español en el paraíso para los amantes del submarinismo.
Para aquellos que desean disfrutar del sol y darse una zambullida en el mar, nada mejor que optar por hacerlo en cualquiera de las playas de arena muy fina y bañadas por el Mediterráneo, que se hallan  a lo largo de toda su costa.
Los amantes del turismo de aventura, no pueden perderse la posibilidad de realizar  una excursión que comienza en el Cabo de Tres Focas y Kelaya, península en la que se localiza el macizo montañoso del Gurugú y la albufera de Mar chica. En Kelaya, pueden visitarse las acogedoras y luminosas calas como Tramontana, Puntanegri o Charranen, en algunas de las cuales se conservan restos históricos de las distintas culturas que por allí pasaron, como es el caso del Atalayón o Cazaza, sitio en el que desembarcó el último Rey de Granada, Boabdil «El Chico».
El monte de Gurugú es un Parque Natural diferente a los demás, ya que en él se halla la colonia de monos de Berbería y las ruinas romanas de Tazuda.
Por otro lado, Melilla se destaca por el colorido de sus gentes, ya que se trata de una ciudad habitada por cristianos, musulmanes, hebreos e hindúes, que conviven en armonía cada uno con sus costumbres.
Las antiguas murallas que circundan la Ciudadela, así como la arquitectura modernista y «art decó», hacen que la recorrida por la ciudad sea una experiencia por demás reveladora.
Nadie, en su paso por Melilla, puede negarse a  degustar lo mejor de la gastronomía local, que se compone de los mejores mariscos del mundo, como langostas, gambas, cigalas, almejas y coquinas.
También, Melilla es un buen lugar para realizar compras. Para ello, cuenta con El Mercadillo, en donde es posible hallar  toda clase de artículos, que van desde joyas bereberes y productos de plata y oro, hasta ropa de marcas internacionales, artesanía en cuero, tapices, cerámicas de la zona, etc,  a precios muy accesibles.  Del mismo modo, vale la pena dar una vuelta por el Mercado Central y el Mercado del Real, donde se consiguen frutas, especias, e incienso, entre otras cosas.
En fin, Melilla es una ciudad que encierra la magia y el exotismo de África, contrastando visiblemente con la historia de España. ¡No te lo pierdas!

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