Daroca: Experiencia balnearia y termal única

En nuestro paseo por Zaragoza no podemos resistirnos a visitar  Daroca, una localidad de gran historia y muy rica culturalmente que ofrece para el descanso de los visitantes la posibilidad de disfrutar de una experiencia balnearia y termal inmejorable. De hecho, las termas gozaron de una enorme popularidad durante la época de Isabel II y hoy, totalmente renovadas, son la mejor opción para darse un baño caliente al aire libre y en pleno invierno.

Los balnearios de aguas sulfuradas se localizan a 30 y a 45 kilómetros respectivamente de Daroca. El más importante de ambos, y el más antiguo de Aragón, es el Balneario de Paracuellos del Jiloca, que se construyó en 1848. Fue reformado recientemente aunque sin trastocar su esencia, de modo que combina la decoración y los muebles originales con un equipamiento de tecnología en hidroterapia de avanzada.

En Alhama de Aragón se halla el segundo balneario, Termas Pallarés, en el que el lago termal natural se halla rodeado por grandes extensiones de masas boscosas y jardines, aspecto que lo torna único en Europa. La temperatura de las aguas es de 32º centígrados, permaneciendo constante durante todo el año.

Cerca de la zona de los balnearios, se conservan intactos unos cuatro kilómetros de murallas que corren paralelas al curso del río Jiloca. Pero aparte de los muros, la villa posee en sus alrededores viñedos y campos de cereales.

El trazado del pueblo es un tanto complicado, pues Daroca trepa de a poco por los montes San Cristóbal y San Jorge. Rumbo a la parte más alta, están las calles de nombres muy singulares.

Paseando por Daroca, nos toparemos con una de las pastelerías más antiguas de España, fundada en 1874, que es donde hoy funciona el Museo de la Pastelería Manuel Segura. Allí, es posible apreciar la elaboración de baturritos, bombones trufados de chocolate y otras delicias artesanales.

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