Fundada en el siglo XII como un pequeño pueblo pesquero, Ámsterdam es el ejemplo del crecimiento urbano limitado, pero manteniendo su esencia, aquello que le hace diferente, única y especial.
La capital de los Países Bajos es en la actualidad la ciudad más grande del país, y un centro financiero y cultural a escala internacional. Características más que suficientes para que tengamos en cuenta que, al menos una vez en la vida, debemos dejarnos seducir por ella y caminar por sus canales para disfrutar de todo su encanto.
Una forma diferente de crecer como ciudad
La forma de crecer de Ámsterdam es limitada, porque la región, atravesada por canales en todos sus puntos, hizo que las construcciones se revalorizasen a lo ancho. Las alturas eran siempre similares, pero se trataba de construcciones rectangulares. Algo que no se aprecia en otras ciudades europeas.
De hecho, todo lo que se refiere a mobiliario ha tenido que adaptarse a estas circunstancias, es por eso que, en el tour que organicemos para conocer esta ciudad no debe pasar por alto una parada en la casa más estrecha.
También disfrutemos de sus plazas, uno de sus más particulares encantos. Dam, Liedseplein o Spui, respiran encanto. Cada una de ellas es diferente y única. Sus barrios aledaños le dan ese toque característico y los artistas que apuestan por una u otra, también son diferentes. Es por eso que todas ellas deben ser parte de nuestra visita, para observar la magia y el encanto de cada una.
Barrio Rojo, un lugar diferente y atractivo, que nunca descansa
La actividad del Barrio Rojo es incuestionable dentro del Ámsterdam actual, sin embargo, recientes planes de urbanismo hablan de trasladarlo a las afueras, con lo que se perdería parte e la historia de esta ciudad.
Se trata de la parte más antigua, en donde neones y luces rojas acompañan al viajero en su paseo. Los turistas disfrutan de sus bares y los curiosos, también de lo prohibido que ofrecen sus establecimientos. Desde el siglo XVII, las vitrinas en las que se anuncian jóvenes, están presentes.
Unos escaparates de sensualidad y prostitución que no son, sin embargo, exclusivos. Y es que, Ámsterdam es una de las trece ciudades holandesas donde está permitido desde el año 1911. Sin embargo, la realidad es que el Barrio Rojo de Ámsterdam es quizá el más conocido de todos ellos.
