Aínsa, auténtica postal del medioevo

Aínsa, ubicada en un cruce de caminos y circunscripta por el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, es una bella ciudad que ofrece una estupenda postal del medievo que permanece vigente gracias al turismo.
Comenzamos el paseo por la Plaza Mayor, una enorme plaza de inconfundible estilo románico, que se encuentra ornada con un pórtico de arcos irregulares. Allí, surge la calle Mayor donde se alzan las casas señoriales, que exhiben sus característicos escudos de armas en las fachadas, y al final de la cual se halla la Iglesia de Santa María, la cual está coronada por una torre desde donde es posible divisar el valle en su totalidad. Detrás de la iglesia, hay una fortaleza que se destaca por sus tres baluartes del siglo XVI. Este ha sido un escenario de luchas, las más legendarias contra los musulmanes. El primer domingo de setiembre de cada año impar se lleva a cabo la Fiesta de la Morisma, en la que se representa la gesta de los García Jiménez que conquistaron la villa, que estaba en poder de los invasores árabes, luego de que una gran cruz de fuego, considerada una señal divina,  se les presentara en lo alto de una encina.
Actualmente, Aínsa es elegida por miles de visitantes cada año. Continúa siendo el cruce de caminos entre el Somontano y la Ribagorza y, desde la inauguración del túnel de Bielsa durante la década del 60, también entre Francia y los valles oscenses. Los turistas franceses se transformaron en una gran fuente de ingresos para los comercios locales, que arriban en masa todos los veranos con el propósito de participar y disfrutar del Festival de Música Étnica del Castillo de Aínsa.

Imagen:

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